domingo, 9 de octubre de 2011

LA IMPORTANCIA DEL JUEGO



El valor del juego en la infancia:
El juego es una actividad social propia del ser humano, se da en todas las edades y significa que somos capaces de disfrutar en relación con otros. Supone un encuentro lúdico satisfactorio e implica confiar en los compañeros de juego incluidos los adultos. Mientras juegan, tanto pequeños como mayores se sienten libres al actuar.

En la infancia, el juego es una necesidad fundamental para alcanzar el desarrollo adecuado.

Gracias al juego, el niño puede comunicarse en gran medida con el mundo que le rodea, a través de él observa e inmediatamente actúa, descubre, conoce, percibe el espacio, a los demás niños, la naturaleza, etc. En definitiva, estructura de forma lúdica el pensamiento y sus procesos, además de entretenerse y deleitarse. Con el juego el niño aprende a captar las ideas y a relacionarse con otros niños y adultos.

A través del juego, el niño va incorporando nuevos aprendizajes en su vida cotidiana. Dentro del plano psicológico, se destaca la creatividad como una característica fundamental. En el juego el niño se siente libre para actuar como quiere, cuando quiere y con quien quiere, elige el tema de juego, el personaje que va a representar, busca los medios necesarios para realizar las actividades y exterioriza su mundo interior. El niño cuando juega se concentra, reflexiona, imagina, fantasea, es feliz, y esta felicidad contribuye a fomentar su dimensión creativa. Además de una necesidad biológica y fisiológica, el juego es para el niño un vehículo de expresión de emociones y sentimientos. Contribuye a su conciencia social y le ayuda en la adaptación al ambiente.


Existe una interrelación muy estrecha entre juego y desarrollo: El juego acompaña el desarrollo del niño, casi siempre lo estimula y la mayoría de las ocasiones es el resultado del desarrollo. Cuando nace, el niño no sabe jugar, aprende gracias al contacto y la relación de apego que establece con los adultos. En los primeros dos años, los niños no saben jugar solos; exploran e investigan, pero necesitan un adulto para que se dé la situación de juego.

A partir de los dos o tres años, el niño ya utiliza el lenguaje para comunicarse, de manera que el factor social del juego pasa a compartirlo el adulto con otros niños. Para que el pequeño juegue plenamente, es necesario que los adultos de su entorno creen un clima afectivo de seguridad porque, si no se siente seguro, en vez de concentrarse en la actividad, necesita estar alerta para saber si recibirá aprobación o reprimendas del adulto.

Las relaciones que se establecen entre los distintos miembros que integran una familia se convierte en un sistema natural y muchas veces lúdico de aprendizaje de conceptos y actitudes que, de forma permanente, refuerza y motiva los logros infantiles.


El juego es la forma de actividad infantil imprescindible para el desarrollo global del niño. El pequeño disfruta más su juego si, de vez en cuando, puede intercambiar ideas con otros. El grado de estímulo, colaboración y disciplina durante el juego es fundamental en la formación de su personalidad.

Tengamos siempre presente que los juguetes son sólo un medio para el juego. El mejor y más imprescindible juguete para el niño son los padres y sus juegos. Es el medio idóneo de conocerse.

Enviado  por: Verónica Bravo, Karla Díaz, Pamela Jeria, Gianella Tapia y Carolina Segura.

Basado en el artículo “Jugar es Educar” de Copyright Asociación Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WAECE).

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